El cambio climático ya se nota en los mercados:
Según Eurosif (2020), la Inversión Sostenible y Responsable (ISR) es un enfoque que combina el análisis fundamental con la evaluación de los factores ASG en el proceso de investigación, análisis y selección de valores dentro de una cartera de inversión para capturar mejor los rendimientos a largo plazo para los inversores y beneficiar a la sociedad al influir en el comportamiento de las empresas.
Existen factores fundamentales de fondo que justifican su atractivo. Para la mayoría de las empresas, una creciente demanda de productos sostenibles puede representar una oportunidad de negocio o un camino forzado y tienen que hacer frente a costes más altos y gestionar una nueva variedad de riesgos, que, en esta etapa, son principalmente impulsados por el medio ambiente.
Un dato a tener en cuenta es que el consumo sostenible se está imponiendo en las economías occidentales. Los productos sostenibles crecen 560% más rápido que los productos convencionales y representan más de la mitad del crecimiento total del mercado.
Todos podemos recordar el escándalo de emisiones de Volkswagen de 2014, que causó la caída del precio de las acciones del fabricante de vehículos en un 18% en una sesión (aunque la caída se prolongó un 32% durante la jornada). Necesitó cerca de dos años para recuperar los niveles previos, se trata de un sólido ejemplo de cómo las normas ambientales pueden afectar la rentabilidad financiera de una empresa, a través del cumplimiento con su entorno y el riesgo reputacional.


